Durante cuatro años el sueño de una joven pareja fue convertirse en padres.

Por mucho tiempo se realizaron estudios para poder lograrlo.  Desconocian que aqui en Honduras podian obtener ayuda y viajaron al extranjero con la esperanza de encontrar esperanzas y otras posibilidades,  lastimosamente todos los esfuerzos que hicieron no tuvieron resultados;  sin embargo, no se rindieron.

Al regresar a Honduras visitaron el Centro de Medicina Reproductiva, CEMER, donde lograron realizar ese sueño por medio de una inyección intracitoplasmática con espermatozoides, obtenidos del tejido testicular.

“El problema en esta pareja era que el hombre presentaba una anormalidad, la cual se conoce como azoospermia, esto significa ausencia de espermatozoides”, comenta el ginecólogo Sergio Bendaña.

El hombre con esta condicion, al eyacular durante una relación sexual, no aporta los suficientes espermatozoides que permitan fecundar un óvulo durante el proceso de ovulación, por eso no se logra un embarazo de forma natural.  Antes a este tipo de pacientes no les quedaba otra alternativa que adoptar o resignarse a no tener hijos.  Desde 1992 se empezaron a investigar las posibles soluciones para este tipo de alteración y fue hasta finales de 1993 cuando se logró el primer embarazo con espermatozoides obtenidos directamente del testículo por medio de una BIOPSIA.

Logro
A finales de noviembre del año 2009 el equipo de especialistas de CEMER  liderados por el Doctor Bendaña realizaron este procedimiento, para ello fue necesaria la ayuda del urólogo Daniel Chinchilla.

“Mi parte como urólogo en este procedimiento fue realizar la biopsia extrayendo el testículo de su bolsa. Este proceso se realiza bajo anestesia local y se extrae una muestra pequeñita del contenido del testículo, ésa es entregada al médico que realizará la intervención”, señala Chinchilla.

Después de esto el paciente queda bajo cuidados, se recupera rápidamente y puede tener su vida sexual normal. Lo único es que probablemente si ya tuvo un hijo así y él es el del problema, entonces habrá que volver hacerle una biopsia en caso de que él quisiera volver a tener otro bebé, este procedimiento es repetible.

El proceso
Luego de la biopsia, Bendaña explica que el pequeño fragmento de tejido testicular es recibido en el laboratorio de embriología y se parte en pequeños pedacitos y se analiza bajo el microscopio para ver si existen espermatozoides viables. “Encontramos varios espermatozoides bajo el microscopio los procesamos y previamente ya habíamos estimulado el desarrollo de varios óvulos de su esposa, ese mismo día que se obtuvieron los espermatozoides se extrajeron los óvulos y dos horas después se realizó la microinyección de los espermatozoides”, dice.

Los mejores espermatozoides fueron seleccionados y se iban inyectando directamente en cada óvulo obtenido, se obtuvieron ocho óvulos maduros de esos ocho se lograron microinyectar seis y de ésos seis resultaron cuatro embriones. De esos cuatro sólo se transfirieron tres, uno de ellos no se transfirió porque tuvo una fecundación anormal que se puede observar a través del microscopio .

Al final se transfirieron tres embriones en el tercer día de desarrollo, logrando dos semanas después una prueba de embarazo positiva.
Éste es el primer embarazo que se ve en Honduras por estos medios y es de los pocos que se han dado a nivel Centroamericano, me atrevería a decir que no se han hecho más de 10 en Centroamérica.

Actualmente (en el momento que este articulo se publica) la señora ya tiene un embarazo de 14 semanas con señales de un bebé completamente sano, que nacerá para los primeros días de julio 2009, manifiesta Bendaña. “El control prenatal se está llevando en nuestro centro y hasta el momento ha sido un embarazo normal. Se tiene planificado realizar dos procedimientos más para los primeros meses de este año” finaliza.

Cómo se utiliza en Europa
El primer uso de una inyección intracitoplasmática de espermatozoides se publicó en 1992 y cinco años después representaba ya el 34% de los procedimientos de fecundación en el laboratorio.
Esta técnica, que se utiliza de forma muy dispar en los distintos países europeos, tiene una tasa de éxito similar a la fecundación tradicional, en torno al 30% ambas. No obstante, la proporción de óvulos que finalmente son fecundados sí que es más alta en la microinyección, con un éxito en el 85%.
España encabeza, junto con Grecia e Italia, la tabla de los estados que más utilizan la microinyección, con porcentajes que llegan hasta el 81%. Mientras, nórdicos, holandeses y británicos son los que menos.